Hoy he llegado a Madrid, la capital de España, con ganas de descubrir todo lo que esta ciudad cosmopolita tiene para ofrecer. Mi primer destino fue la Gran Vía, conocida por ser el epicentro del entretenimiento y las compras. Paseando por esta icónica avenida, quedé impresionado por su arquitectura y ambiente animado. Después, me dirigí a la Puerta del Sol, donde me encontré con el famoso reloj y la estatua del Oso y el Madroño, símbolos de Madrid. Para terminar el día, disfruté de una deliciosa cena en un restaurante que servía cocido madrileño. Fue el inicio perfecto para mi aventura.
Hoy decidí sumergirme en la riqueza cultural de Madrid. Mi primera parada fue el Museo del Prado, hogar de obras maestras como "Las Meninas" de Velázquez y "El jardín de las delicias" de El Bosco. Pasé horas explorando cada galería y disfrutando de la historia detrás de cada obra. Luego, caminé hacia el cercano Parque del Retiro, un oasis verde en medio de la ciudad. Alquilé una pequeña barca en su estanque y disfruté de la tranquilidad mientras admiraba el Palacio de Cristal. Al caer la tarde, visité el Museo Reina Sofía, donde me quedé maravillado ante el "Guernica" de Picasso. Fue un día lleno de inspiración artística.
Mi jornada comenzó en el majestuoso Palacio Real, un lugar que refleja la grandeza de la monarquía española. Recorrí sus salas decoradas con extravagancia y aprendí sobre su historia. Justo al lado, la Catedral de la Almudena me ofreció una vista impresionante desde su cúpula. Más tarde, me perdí en las calles del Barrio de La Latina, donde descubrí encantadoras terrazas y pequeñas tiendas. Allí disfruté de unas tapas acompañadas de un vermú casero, una experiencia gastronómica auténticamente madrileña. Al anochecer, me dirigí a la Plaza Mayor, iluminada de manera espectacular, y saboreé un bocadillo de calamares, una tradición local que no podía perderme.
En mi último día en Madrid, visité el Mercado de San Miguel, un lugar vibrante lleno de puestos que ofrecen lo mejor de la gastronomía española. Probé jamón ibérico, croquetas y churros con chocolate, un verdadero festín para el paladar. Luego, paseé por el barrio de Malasaña, conocido por su ambiente alternativo y creativo. Por último, me dirigí al Templo de Debod, un antiguo templo egipcio que fue regalado a España. Disfruté de la impresionante vista del atardecer desde allí, reflexionando sobre los increíbles momentos que viví en esta ciudad. Antes de partir, me prometí regresar algún día para seguir explorando todo lo que Madrid tiene para ofrecer.
Madrid es una ciudad que combina historia, arte y modernidad de manera única. Cada rincón tiene una historia que contar, cada plato una tradición que compartir. Este viaje me ha dejado recuerdos inolvidables y me ha permitido experimentar la esencia de la capital española. Aunque mi aventura llega a su fin, llevo conmigo la calidez y la energía de Madrid, sabiendo que algún día volveré a recorrer sus calles.
Autor: Juan - Publicado: 5.4.25 - Viaje realizado: 15.1.25Archivo Diarios de viajes