Escapada a la provincia de Huesca para visitar Ordesa. Comienzo mi viaje saliendo desde Madrid con dirección a Oto. Por motivos personales, me desplazo solo hacia este destino. Quedo con mis amigos allí en Oto, donde visitaremos el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, donde realizaremos distintas rutas de senderismo.
Mi salida comienza desde Getafe para poner rumbo dirección hacia la A-2, no sin antes pasar por una gasolinera para llenar el tanque de gasolina. Siendo viernes es un día complicado y espero coger algo de atasco. Opto por coger la M-45 para enlazar con la A-2. Aun siendo viernes el tráfico es fluido, voy dejando las salidas de la carretera de Valencia, Mejorada del Campo para empalmar hacia la carretera de Barcelona. Cuando me voy incorporando hacia la salida, me surgen dudas si seguir por la carretera normal o la de pago. Elijo la de libre acceso, por aparentemente va todo bien. Equivocación total y me arrepentí, llego al acceso de la A-2 y atasco. Si hubiese elegido el peaje, me lo hubiese ahorrado. Ya estando sumergido en el atasco, no queda más remedio que aguantar. El atasco duró como unos 25 minutos hasta la incorporación y bueno, poco a poco fui saliendo y ya con una velocidad más normal de 110 y 120 K/h, más o menos hasta Guadalajara.
Desde Guadalajara ya la circulación era otra cosa, respetando los límites de velocidad y como máximo 120, se conducía tranquilo y relajado. A la altura de Calatorao en la provincia de Zaragoza, decido tomarme un descanso, me como algo de fruta y me tomo una Coca Cola, un descanso de aproximadamente 15 minutos. El viaje de momento, todo bien, todo autovía, amplias rectas, nada que objetar.
Prosigo mi camino, el GPS bien posicionado, el parabrisas para atender cualquier indicación. Ya me aproximo hacia Zaragoza. Saliendo ya de Zaragoza dirección Huesca, tuve un pequeño incidente que afortunadamente no ocurrió nada. Mi velocidad sería de 120, y vi cómo una paloma golpeó sobre el frontal del coche. Pare, puse los warning, bajé del coche y vi todo el capo lleno de sangre. Desgraciadamente para la paloma, murió en el acto. Al coche, sin embargo, no le pasó nada: manchas de sangre, pero nada más. Pensé en un primer momento en la rotura de algún faro o incluso del parabrisas, pero no sucedió nada.
Continúo mi marcha dirección Huesca a través de la autopista. Es de libre acceso, por lo que no hay que pagar nada. Veo muchas indicaciones para poder esquiar como Candanchú, Formigal o Jaca. En el mes que fui se supone que mucha nieve no debería haber, habiendo ya pasado el invierno.
El tramo final del viaje hasta Oto se hizo más complicado en el sentido que había muchas obras y una vez pasadas las obras en la nacional N-260. Típica carretera de montaña, muy estrecha, en la que apenas caben dos vehículos en ambos sentidos. Eso sí, el paisaje ya es otra cosa, viendo mucho verde y mucho árbol.
Ya voy llegando a Oto, gracias al GPS que me va indicando, aproximadamente en 15 minutos llegaré para un viaje de unas 5 horas de duración. La ubicación del GPS no me dice exactamente la ubicación de la casa rural, así que opto por preguntar a unos vecinos de la zona, los cuales me indican amablemente el lugar donde nos alojaremos.
Sorprendentemente, soy el primero en llegar, ya que el otro grupo de personas se quedó en Zaragoza para ver la ciudad. Así que toca esperar a los compañeros. El sitio es magnífico, paisajes espectaculares, mucho verde y la temperatura baja considerablemente, apenas hay 12 grados de máxima. Una vez vengan el resto de compañeros, cenaremos y cargaremos pilas para el día siguiente visitar el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido.
Ya el segundo día realizamos una ruta desde el Parque Nacional de Ordesa bordeando el río Ara. Desde Oto hay unos 15 kilómetros, por lo que optamos por trasladarnos en coche. Hace un buen día, con una temperatura agradable para el senderismo. Llevando simplemente ropa normal, botas de senderismo, pantalones, chubasquero, mochila con alimentos y agua, así vamos bien preparados.
Comenzamos la ruta desde el comienzo desde la pradera Parque hasta Cola de Caballo. Es la ruta más conocida, según nos dice la gente y compañeros de grupo que habían realizado esta ruta con anterioridad. El tiempo es muy bueno, no hace demasiado frío y las vistas son impresionantes con el río Ara bordeando la ruta. Visitamos diferentes cascadas como las Cascadas de la Cueva y El Estrecho. Nos cruzamos con personas en diferentes direcciones y nos encontrábamos con muchas personas de nacionalidad francesa. Sin duda que la cercanía con la frontera con Francia contribuye a la visita de muchísimos franceses a Ordesa.
Se nota que las lluvias durante el invierno han sido abundantes, ya que el río lleva bastante agua. Aún se ven restos de nieve y pequeños glaciares a pesar de la época del año en que estamos.
A medida que vamos ascendiendo, la temperatura va bajando y el tiempo se pone peor. Comienzo a llover y prácticamente no paro de llover durante todo el tiempo de la ascensión. Sin duda, el punto máximo de altitud de 3355 metros sobre el nivel del mar del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido se hace notar. Llegando a Cola de Caballo, decidimos no perder mucho tiempo por las inclemencias meteorológicas y tomar camino de vuelta hasta la pradera de Ordesa. Una distancia de apenas 11 kilómetros en plena naturaleza.
Era curioso cómo, a medida que íbamos descendiendo, el tiempo iba mejorando. Llegamos al final a la pradera y tomamos algo en el bar de la zona, para descansar y hablar distendidamente. Un día sin duda excelente, disfrutando de la naturaleza y vuelta hacia nuestro destino de alojamiento.
El resto de los cuatro días que estuvimos, el resto de rutas las realizamos desde la casa rural hasta lugares de alrededor sin necesidad de coger el coche. Sin duda, un buen lugar para desconectar y relajarse. También, aun estando desconectado de las grandes ciudades, la casa disponía de wifi y podíamos estar conectados perfectamente con el exterior.
Autor: Koke - Actualización: 4.03.24 - Viaje realizado: 27.04.18Archivo Diarios de viajes